Panteón Municipal: entre basura y olvido






Panteón Municipal: entre basura y olvido

Jorge Luís Baxin Pólito.
San Andrés Tuxtla

La muerte para muchos es un hecho que jamás planeamos, pues nunca nos detenemos a pensar que algún día moriremos; para otros es un proceso glorioso por el cual todo ser humano tiene que pasar, una etapa donde no se sabe si después hay otra vida…

De visita al Panteón Municipal, ubicado entre las Calles Hernández y Hernández y Manuel A. de la Cabada de esta ciudad, constatamos las condiciones en las que se encuentran las criptas que se hallan allí.

Al recorrer diversas partes del cementerio, se puede comprobar que el lugar se encuentra sobrepoblado y en condiciones insalubres, debido a las temporadas de lluvia, ya que se almacena el agua en las vasijas que adornan las tumbas, en los bellos floreros, además de haber incrementado la maleza siendo ya muy evidente…


A la entrada del lugar, podemos observar las primeras tumbas que se remontan a más de un siglo y medio de antigüedad y que fueron las primeras en ocupar estos sitios, las cuales se localizan en las paredes de la entrada del Cementerio, es notorio el abandono en que se tienen hoy en día; pintadas de color blanco, de cal, bretadas, sucias en su concreto y con hierba crecida entre sus paredes, borrando los nombres de a quienes pertenecieron, así se hallan estos primeros sepulcros.

Continuando con el recorrido, nos encontramos a trabajadores que se dedican a la “limpieza de tumbas”, estos humildes trabajan ofreciendo sus servicios de limpieza a los visitantes, donde cobran alrededor de 25 a 50 pesos por mano de obra.

Este sacramental se encuentra dividido en dos partes. La primera que se encuentra en la entrada, es identificada por los habitantes de clase media y alta del municipio, en ella es visible encontrar tumbas lujosas, adornadas y bien construidas de personajes y otros habitantes de “renombre” que han dejado huellas imborrables en las memorias de los sanandrescanos, como la del ex alcalde Octavio Pérez González, tumba que se localiza a escasos 50 metros de la entrada de este campo santo…

También se pueden observar algunas otras criptas familiares, quienes ya apartan su lugar y terreno, como el de estas familias: Los Mirandas, Los Pouchoulín, Los Carreón, Los Pretelín y Los Pérez por mencionar solo algunos….


La segunda parte, inicia a partir del segundo tanque de abastecimiento de agua, ubicada en el mismo pasillo principal de la entrada del panteón; ahí la situación se vive y se percibe diferente a comparación de la primera parte, que goza de muchos lujos, aquí podemos percatarnos de la existencia de las tumbas más humildes, más deterioradas y más olvidadas por familiares. Construidas simplemente de tierra, madera, concreto y otras más adornadas con mosaico, sin dejar de ser sencillas, se engalanan con flores naturales nacidas desde la tierra, son las que se dejan ver por este lado, el de los humildes. Tumbas con cruces sucias, quebradas, chuecas, adornadas unas más que otras, pero al fin tumbas…

El olor prevaleciente es a flor “Huele de Noche”, se confunde y se mezcla con la de la albahaca, así como el del “Moco del totole”, flores típicas de la región, utilizados para enflorar a los muertos, se pueden ver por todos lados, entre maleza, donde también nace la “flor de Mozote”, dando un ambiente de aire fresco que cubre el la zona de difuntos...


En otros varios puntos podemos encontrarnos con grandes árboles de sombra, sin duda, grandes testigos de todo lo que sucede en cada funeral, en cada momento; llantos, gritos, lamentaciones que se viven allí, pero también testigos de lo que sucede por las noches cuando las grandes puertas de la necrópolis se cierra….

Árboles que bien podrían aclararnos los grandes mitos y leyendas que rodean a nuestro Panteón Municipal, se encuentran ahí, siempre en el mismo lugar, moviéndose al compás del viento, a sus pies son custodiados por decenas de cruces de todos colores y de todos los tamaños, y también con muchos dueños y nombres, donde los pájaros se detienen para cazar alguno que otro “bichillo” de la tierra.

Imágenes religiosas no pueden faltar, en su totalidad Católicas; los santos, las vírgenes, los cristos también adornan a las más de 1000 almas que descansan bajo la tierra; esculturas con miradas fijas hacia el infinito, solitarias y vacías se pueden apreciar en este lugar.

A la salida, nos percatamos de unos trabajadores que terminaban de cavar una nueva fosa que seguramente, ese mismo día por la tarde, sería ocupada por un nuevo “inquilino” que estaría llegando a lo que sería su nueva y eterna casa.

En las afueras, los trabajadores ambulantes y vendedores de flores, ofrecen el servicio a los asistentes del lugar, locales donde se comercializan ventas de “nances curtidos” y otras frituras también brindan los mejores precios, precisamente actividad del que dependen.

Así, entre cruces, imágenes religiosas, flores y tumbas invadidas por niños, jóvenes, adultos y ancianos, son un claro ejemplo de que la vida no la tenemos comprada ni asegurada con nada, ya que en cualquier momento podemos también estar ocupando un lugar dentro de este terreno.


Con esto, concluimos el reportaje que muestra el ambiente que se vive dentro del panteón local, que poco a poco se despide debido a su sobrepoblación que existe, con la ventaja de que ya se cuenta con el lugar del que será el nuevo cementerio, y del cual seremos testigos de los nuevos mitos acerca de este….

 
Revista CRITICA DE LOS TUXTLAS - by Templates para novo blogger