Por: Alejandro VALLE MÉNDEZ
El respeto y la bondad son valores humanos que, si alguna vez existieron, actualmente forman parte de la historia o de alguno de los cuentos del grillito cantor. ¿Por qué? Esto se menciona, ya que a pesar de que vivimos en supuestos tiempos de libertad, en donde se presume que la tolerancia y la igualdad se encuentran en pleno auge, los crímenes de odio hacia personas con una orientación sexual diferente a la que predomina socialmente, siguen cobrando victimas. Por lo mismo, ya no es raro ver en las secciones de nota roja de los diferentes medios de comunicación, los cientos de heridos o muertos homosexuales, a manos de un sector homofóbico que parece nunca saciarse (es curioso notar que cuando hay un muerto de orientación homosexual, ponen con letras gigantes: “Gay u Homosexual destripado”, y cuando se trata de un heterosexual, no hacen lo mismo).
La homosexualidad no es una enfermedad. La homofobia si lo es. La homofobia es considerada un padecimiento psico-social que se define por tener odio a los homosexuales. Esta fijación desequilibrada pertenece al mismo grupo que otras enfermedades parecidas, como el racismo o la xenofobia. Este grupo de enfermedades se conoce con el nombre genérico de fascismo, y se fundamenta en el odio al otro, entendido éste como una entidad ajena y peligrosa, con valores particulares y extraños, amenazadores para la sociedad, y - lo que es peor - contagiosas (ten cuidado, que este mal anda como el dengue, duro y tupido).

Las entidades mexicanas que registran los más altos índices de homofobia son Nuevo León, Guanajuato, San Luís Potosí, Jalisco, Veracruz y Aguascalientes
Entre 1995 y 2003 se documentaron 280 homicidios contra homosexuales en México, y cada mes se cometen tres asesinatos por homofobia (informó la Red de Democracia y Sexualidad); y lo más alarmante es que la mayoría de estos crímenes ocurren en el Distrito Federal y Veracruz (pero dicen por ahí que en jarochilandia todo es bello, aja, que se vayan con esa ideología a algún país pequeño e ignorante del extranjero).
Hasta ahora, más del 90 por ciento de los asesinatos por homofobia ha quedado impune (según revela el Programa para la Diversidad Sexual en Materia de Discriminación). Y es que en el país existe un gran desinterés por esclarecer estos “crímenes de odio”; las autoridades los minimizan llamándoles simplemente “homicidios pasionales” o “típicos de homosexuales” (¿hasta cuándo las autoridades van a sacarse la sarta de prejuicios que tienen en la cabeza, y dejarán de trabajar con las patas, perdón con los pies?).
La homofobia en los Tuxtlas
Esta situación, en esta parte del mundo, no se queda atrás, aunque digamos que esta sigue disfrazada “entre azul y buenas noches”, ¿Quiénes son los protagonistas de este trastorno? gente inmadura, corriente, ordinaria, infeliz, y que no tiene nada que hacer en sus cuadradas vidas; por lo cual les encanta ser parásitos, y se deleitan con un sin fin de majaderías; desde el clásico silbido (que ocurre generalmente cuando un homosexual va sintiéndose como en pasarela por las calles de la ciudad), hasta una situación de golpes que puede terminar en un hospital, inconsciente (lamentablemente existen casos de este tipo en esta zona).
¿Política de machos?
Hace algunos años, una persona desequilibrada que ocupó un importante puesto político en San Andrés Tuxtla, mandó a rasurar a coco a todos los homosexuales de la ciudad, poco le faltó para hacer su propio campo de concentración nazi (¡hagannos el favor!)
¡Acceso denegado!
En el comercio Tuxtleco, la homofobia no se ha quedado atrás. Por ponerles algunos ejemplos, determinados centros nocturnos negaban claramente el acceso a gente gay (la rockola o una cosa así se llamaba, un dizque tugurio fino, que estuvo abierto por un lapso corto de tiempo); e inclusive, uno de los sitios que fue euforia, en su momento (ya que ahora no se paran ni las mocas), sí, nos referimos al Pazzific, en donde no se permitía ninguna clase de evento travesti, actitud mocha que buscaba conservar la imagen de “prestigio” del lugar. Pero luego se dieron cuenta que lo gay si vende; así que se hicieron de la vista bien gorda (y con sobrepeso), dando su bracito a torcer, y hasta la fecha es el sitio en donde se realizan la gran mayoría de eventos homosexuales de la región (actualmente, no se llena si no promueve eventos de este tipo, que ironía).
Las promotoras divinas del odio
“La religión católica acepta a los homosexuales, pero no justifica sus actos”. La Iglesia Católica, fiel a su histórica tradición de promotora de exterminios (aún se recuerda a la justa “Inquisición”), sigue atacando las relaciones homosexuales con declaraciones agresivas y promoviendo el odio hacia las personas homosexuales. Lo mismo ocurre con la mayoría de las demás religiones del mundo. Por lo tanto, sería viable, y justo, exigir a estas instituciones que abandonen sus enfoques homofóbicos, y que colaboren a erradicar la persecución contra gays y lesbianas. Si promueven y presumen “el amor al prójimo”, ¿acaso cualquier gay o lesbiana no es el prójimo, no es digno de ese amor sólo por haber decidido amar a alguien similar a si y no diferente? Todo es cuestión de enfoques.
Con esto podemos ver que la homofobia se encuentra vigente en muchas situaciones, sólo falta que también se presente en los empaques de las sopas instantáneas.
¿Cómo se puede detener la homofobia?
Actualmente en nuestro país, se aprobó la Ley de “Sociedad de Convivencia”, en donde personas homosexuales tienen (o deberán tener) los mismo Derechos Legales que un heterosexual (personas que sienten atracción sexual o el deseo amoroso hacia personas del sexo opuesto, hay que dejar todo bien clarito). De igual manera, existe la presencia de leyes contra la discriminación por orientación sexual. Siguen latentes (¡no dije late con fuerza, eh?!).
Sin embargo, todo comienza en casa, la educación que se aprende en el hogar es vital para una formación recta y adecuada; lamentablemente esta sufre de una verdadera base de respeto, desde el lenguaje que se usa (“no llores que pareces marica”; “el último en llegar es put...ñal” entre muchos otras grandes frases célebres de gente homofóbica); hasta las agresiones físicas.
El chiste aquí, es tomar un cotonete gigante, metértelo en el oído, y limpiarse todos aquellos prejuicios que fueron inculcados que años anteriores, en donde la homofobia estaba en su mero mole. De esta forma, tendrás las herramientas necesarias para que en tu propia casa, uno logre ser racional y aprender a respetar las diferencias de las personas, ya sea por su sexo, edad, color, creencia, preferencia sexual o porque le vaya al América.
Recuerden que para que este mundo tenga de todo un poco, es necesario contar con una verdadera diversidad, situación que nos enriquece y muestra todas las formas de ser de hombres y mujeres.

8 países incluyen, en su Legislación, la pena de muerte a las personas que presenten una conducta homosexual (Afganistán, Arabia Saudita, Irán, Mauritania, Pakistán, Sudán, Yemen y algunos estados del norte de Nigeria). En otros lugares, las personas homosexuales pueden ser condenadas a cadena perpetua o a diferentes penas de prisión.