Por: Ines Morales Mezo
Hace algún tiempo caminando con los ojos fijos en el suelo, como es mi costumbre, encontré una carta de alguien que escribía a su padre, decía lo siguiente:
“No me pidas que te ame… por que no encuentro en ti un poco de cariño, sé que es cruel, se que Dios no perdonará este sentimiento si muero con él, pero estoy totalmente desconcertado.
Hace muchos años fuimos una familia bonita, envidiable, modelo a seguir de muchas otras familias… ¿en qué momento se terminó? No lo sé… sólo sé que no existe ya, que estamos muy mal… pero eso no es todo, no hay amor, no hay posibilidad de un perdón… eso es lo más preocupante… ¿dónde están los buenos sentimientos?, ¿Dónde quedó aquella llama de amor que un día anidó en nuestras vidas?, ¿Quién es culpable?, ¿que caso tiene pensar en esto ahora? si ya no estamos juntos…
Es tan confuso este sentimiento, si no te veo, no te extraño, pero cuando tu silueta cansada por los años que has vivido… ¡aparece! siento un extraño sentimiento, que no es precisamente cariño, pero algo siento, a ratos experimento coraje por tu extraña actitud, temor a Dios por no sentir cariño, temor a ti… sobre todo cuando veo que tu actitud sigue siendo tan enfermiza, me aterra pensar que en un momento de locura puedas causar un daño irreversible, que me haga odiarte un día… estoy tan asustado… también siento culpa, porque jamás tuvimos la oportunidad de conversar, de decirte que te amaba, ¡Oh! Dios, y hoy no me nace hacerlo ¡no siento amarte!…”
Es triste… muy triste ver como una familia se destroza por infidelidad, vicios, celos, insultos, golpes, etc. Es terrible sentir impotencia al no poder hacer nada para remediar la situación… a dónde vamos a parar cuando ya nada tiene arreglo ¿qué nos queda? ¿Partir el corazón en dos?, ¿amar así por separado para no lastimar a nadie?...
¡No es ese el plan de Dios!
Por eso, hoy es un buen momento para decirles a los seres que te rodean cuanto los amas, valorar sus virtudes en vez de aborrecer sus defectos, buscar un acercamiento en vez de alejarte cada vez más, pedir ayuda para buscar una solución si es necesario. Antes de desintegrar un hogar, primero debe lucharse, caminar juntos, ¡no esperes a que sea demasiado tarde!, quizás mañana tu problema ya no tenga solución, ¡hoy es el momento!… mañana ya no te servirá el poder del perdón por que el daño puede ser irreversible.
Hace algún tiempo caminando con los ojos fijos en el suelo, como es mi costumbre, encontré una carta de alguien que escribía a su padre, decía lo siguiente:
“No me pidas que te ame… por que no encuentro en ti un poco de cariño, sé que es cruel, se que Dios no perdonará este sentimiento si muero con él, pero estoy totalmente desconcertado.
Hace muchos años fuimos una familia bonita, envidiable, modelo a seguir de muchas otras familias… ¿en qué momento se terminó? No lo sé… sólo sé que no existe ya, que estamos muy mal… pero eso no es todo, no hay amor, no hay posibilidad de un perdón… eso es lo más preocupante… ¿dónde están los buenos sentimientos?, ¿Dónde quedó aquella llama de amor que un día anidó en nuestras vidas?, ¿Quién es culpable?, ¿que caso tiene pensar en esto ahora? si ya no estamos juntos…
Es tan confuso este sentimiento, si no te veo, no te extraño, pero cuando tu silueta cansada por los años que has vivido… ¡aparece! siento un extraño sentimiento, que no es precisamente cariño, pero algo siento, a ratos experimento coraje por tu extraña actitud, temor a Dios por no sentir cariño, temor a ti… sobre todo cuando veo que tu actitud sigue siendo tan enfermiza, me aterra pensar que en un momento de locura puedas causar un daño irreversible, que me haga odiarte un día… estoy tan asustado… también siento culpa, porque jamás tuvimos la oportunidad de conversar, de decirte que te amaba, ¡Oh! Dios, y hoy no me nace hacerlo ¡no siento amarte!…”
Es triste… muy triste ver como una familia se destroza por infidelidad, vicios, celos, insultos, golpes, etc. Es terrible sentir impotencia al no poder hacer nada para remediar la situación… a dónde vamos a parar cuando ya nada tiene arreglo ¿qué nos queda? ¿Partir el corazón en dos?, ¿amar así por separado para no lastimar a nadie?...
¡No es ese el plan de Dios!
Por eso, hoy es un buen momento para decirles a los seres que te rodean cuanto los amas, valorar sus virtudes en vez de aborrecer sus defectos, buscar un acercamiento en vez de alejarte cada vez más, pedir ayuda para buscar una solución si es necesario. Antes de desintegrar un hogar, primero debe lucharse, caminar juntos, ¡no esperes a que sea demasiado tarde!, quizás mañana tu problema ya no tenga solución, ¡hoy es el momento!… mañana ya no te servirá el poder del perdón por que el daño puede ser irreversible.
